Agustín Arroyo

Psiquiatra

 

Veo mi página web como un escaparate, por eso quiero definir como es para mí un escaparate. En principio pienso en ella como algo dinámico, y además como una puerta de entrada.

¿Qué poner en el escaparate?

En la mayoría de las web se pone un listado de las cosas que se pueden encontrar dentro, y que son casi todas iguales, coinciden con las listas de demanda, de enfermedades según las clasificaciones al uso, etc.

Lo siento no me satisface, quiero innovar desde el principio. Pondré un cartel grandr que diga:

Aumentamos la libertad del que la tiene, y se la damos a aquel que no la conoce.

Henry Ey decía que la psiquiatría se encargaba de la patología de la libertad. Yo diría, si eres libre, no entres,  aunque a lo mejor te diviertes.

 

¿Qué significa patología de la libertad?

Uno es libre cuando tiene capacidad de elegir, elige y es consciente de que elige.

La gente libre suele utilizar verbos que implican elección, y  entrañan responsabilidad.

Si uno no se siente libre, hace todo por obligación o necesidad y no se siente responsable de las consecuencias de sus actos, tiene una patología de la libertad, bien porque no elige, bien porque no es consciente de que no elige, bien porque no se siente responsable y culpa a otros de las consecuencias de sus actos.

Está falta de libertad se suele acompañar de malestar o de falta de felicidad, usted mejorará con su visita a un psiquiatra, no importa que no lo crea o lo ignore. La categoría de su mejoría en adelante va a depender más de la habilidad del psiquiatra que de usted, que no le cuenten el cuento de qué ponga de su parte o que depende de usted, su parte consiste en pedir ayuda, la del psiquiatra en dársela.

Últimamente hay una gran confusión entre que hace un psiquiatra, que un psicólogo, hay mucho de trampa y más de marketing en esa diferencia, uno puede dar medicación, he dicho puede, no tiene, ahí está la libertad, en el poder y en el querer, el psiquiatra puede dar medicación si quiere, el psicólogo no puede, por tanto al no poder ya no puede querer.

 

¿Es buena la medicación ?

Es una herramienta, como tal depende de si es conveniente y de la habilidad del que la usa, a ningún profesional le decimos la herramientas que tiene que usar, el es profesional.

Hay un error lógico muy frecuente en este momento en todo el discurso social, el poder no implica el tener, el poder permite el querer. El error lógico y epistemológico de nuestros tiempos es confundir poder con tener, el primero implica una posibilidad, el segundo una necesidad. El primero implica un aumento de libertad, el segundo una limitación, una disminución de la libertad.

Espero que en este párrafo haya visto la importancia de la libertad y lo limitado  que andamos últimamente de la misma.

Espero que se hayan dado cuenta que no hay que estar enfermo para sufrir de falta de libertad, no hacer una terapia para aumentar la misma, pero mientras no tengamos otros medios los psiquiatras aumentamos la libertad y los políticos la disminuyen, así están las cosas de momento.

 

¿Qué es perder libertad, y cómo se pierde?

La forma más frecuente y sencilla de perder la libertad es con una enfermedad o con un problema de educación en donde la pérdida está en el sujeto y la solución se puede buscar ayudando al sujeto.

Los problemas más frecuentes son las enfermedades mentales, por eso los psiquiatras se ocupan de su solución,  hay muchos cuadros mentales y relacionales, que pueden no llegar a tener la categoría de enfermedades, pero vuelven a ser los psiquiatras los que se encargan de solucionar, y para ejemplo podemos fijarnos en un problema de pareja o en los trastornos de conducta de una persona con demencia, en un caso no hay enfermedad, en el otro la enfermedad es física o cerebral, no mental, pero se les remite al psiquiatra para su solución.

La circunstancia, más frecuente en la que el sujeto no es libre de elegir, y por ello se pierde libertad es cuando se sufre ansiedad o miedo, ambos significan lo mismo. El sujeto no puede hacer o deja de hacer todo aquello que le produce miedo o puede, según él, producirle miedo, y por ello la demanda más frecuente que recibimos los psiquiatras es por ansiedad.

Sigue en orden de frecuencia los trastornos depresivos, aqui el sujeto no está limitado por el miedo, pero si está limitado su acceso al bienestar, a disfrutar o a sentir de una manera coherente con la situación, sus emociones están distorsionadas, y por ello las conductas que de ello se derivan. Por el sufrimientos que conlleva estas enfermedades, trastornos o simplemente reacciones a circunstancias concretas como puede ser una perdida.

Después hay un conjunto de circunstancias en las que las personas sufrimos por padecer emociones que nos son desagradables, o emociociones que no nos facilitan la vida y  que en general no alcanzan la categoría de enfermedades, y que a mí me gusta creer que son derivados de nuestra epistemología, que tradicionalmente no han sido atendidos por el psiquiatra, ya que el psiquiatra es médico, y cómo tal se dedica a los problemas de salud, y desde que el seguro se encarga de estos problemas hemos entrado en una tautología, sino lo cubre el seguro es que no son enfermedades, y por tanto no es trabajo para los médicos, sin embargo al ser los psiquiatras los más entrenados y tenemos más experiencia en este tipo de situaciones, somos los que tenemos más preparación para ayudar a su solucion, sin embargo no hay manera de derivar a esas personas al médico del seguro, ya sabemos los limitados que están los medios públicos.

Al dedicarnos los psiquiatras a tratar con las emociones, si sufrimos por nuestras emociones, no es relevante como hemos llegado a ese sufrimiento, no que lo soporta, lo importante es su solución, y para ello pueden ser útiles muchas medicinas, como la aspirina es para el dolor independientemente de lo que lo cause, y aquí viene una de mis ideas de cómo entiendo la ayuda en la consulta, da igual la causa o circunstancias que la provocaron o la mantienen, lo importante es su solución, y en eso soy el experto, he ayudado a miles de personas a aliviar su sufrimiento, a aumentar  su libertad.

Quiero acabar aquí, tanto el catálogo de problemas, como las formas de entender y ayudar al que sufre, haya o no enfermedades de por medio, la mejor solución de cualquier problema que tenga que ver con lo emocional o mental es el cambio de epistemología, y en eso esencialmente consiste mi trabajo, en ayudar a la gente a tomar conciencia de su epistemología, con frecuencia la ignoramos, ignoramos los presupuestos que nos hacen sentir lo que sentimos y hacer lo que hacemos, y  sustituir esos presupuestos por otros más funcionales que nos hagan más felices y más libres.

Por último tradicionalmente los psiquiatras nos hemos encargado de tratar a los enfermos con una enfermedad mental grave, que cada vez son menos, y menos grave, incluyendo en esa mejoría tanto el tratamiento precoz como la eficacia de los nuevos tratamientos que no sólo son más eficaces que los antiguos, sino que al ser más tolerados, su cumplimiento es más riguroso y los resultados mejores hasta el punto de que hoy es raro ver eso pacientes residuales que antes era relativamente frecuente ver en consulta y en la calle.

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